Economista dice que reforma impuesta al IGTF no favorece al bolívar
La economista María Antonia Moreno señaló, en un ensayo publicado como parte de la serie “Apuntes sobre la economía venezolana” del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la UCAB, que la reforma a la ley del impuesto a las grandes transacciones financieras ( IGTDF), impuesta por el gobierno a las transacciones cambiarias, no incentiva la reanudación del uso del bolívar.
El experto explicó que se impone en un contexto inadecuado debido a «la persistencia de políticas macroeconómicas insostenibles que más bien han incidido en la dolarización de la economía».
Sin embargo, las razones que militan a favor de la reforma plantearon dos objetivos fundamentales, incorporar las transacciones financieras en divisas con el IGTF y ampliar el alcance de dicho impuesto.
Economista sobre los objetivos del IGTF
Con el primer objetivo se buscaba lograr un mejor equilibrio de estas transacciones con las realizadas en bolívares, mientras que el segundo objetivo era incrementar la recaudación tributaria.
Sobre los dos, Moreno indica que “en ambos propósitos, el gobierno revela sus intenciones de recuperar el control de la economía perdido por la dolarización y, al mismo tiempo, obtener recursos para incrementar el gasto público”.
recuperación de la economía
Por otro lado, “aumentar el gasto público sin causar inflación requiere abandonar la monetización del déficit presupuestario y generar ingresos de fuentes tributarias ordinarias”.
Así como, según el economista, “ganar señoreaje aumentando la demanda de saldos reales en bolívares. De esta manera, contribuye a la consolidación fiscal, condición necesaria en los procesos de desdolarización.
Aunque para que el IGTF sea un coadyuvante en el logro de estos objetivos, dependerá de que aumente la demanda de saldos en bolívares reales. Para Moreno, «es fundamental mejorar la situación de las devastadas finanzas públicas del país».
Sin embargo, “hacerlo con la reforma del IGTF no parece sostenible, ya que se basa en medidas fuertes que desalientan la intermediación crediticia y fomentan la informalidad”.
Que además, para el economista, “contribuyen a la regresividad e ineficiencia del sistema tributario”.
Así, “sin una reestructuración de las políticas macroeconómicas, la persistencia de estos factores de largo plazo acaba afectando negativamente a la actividad económica, y por tanto a la recaudación tributaria y, en consecuencia, a las finanzas públicas”.
Pero la desdolarización no siempre es factible, “porque su efectividad depende, en gran medida, de la existencia de estabilidad macroeconómica, consolidación fiscal y políticas que garanticen su sostenibilidad”.
El economista también se refirió a la sostenibilidad de las políticas económicas impulsadas por el gobierno. Destacó que la recuperación de la gestión macroeconómica no es garantía de estabilidad macroeconómica.
Tampoco “la contención forzosa de los agregados monetarios vía el mantenimiento de un alto porcentaje de encaje legal y la utilización del tipo de cambio nominal como ancla de precios”.
«La enorme contracción del gasto público y la intermediación financiera apunta a un sesgo anticrecimiento en la política económica», dijo.