José Gabriel Sarmiento Núñez: juez de la democracia

José Gabriel Sarmiento Núñez: juez de la democracia
José Gabriel Sarmiento Núñez: juez de la democracia

En la historia judicial venezolana existen ejemplos de jueces que ejercieron el poder judicial con independencia y probidad. José Gabriel Sarmiento Núñez es un buen ejemplo. Se graduó de abogado en 1943. Desde entonces se ha destacado como litigante, sindicalista, doctrinario y magistrado. En todas estas acciones demostró probidad, lucidez, valentía y compromiso institucional.

Cuando fue Presidente del Consejo de la Judicatura (antecedente del Consejo de la Judicatura y de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura) le correspondía defender, sin tregua ni descanso, a los jueces que habían demostrado independencia y honradez en el ejercicio de la función judicial. Así pasó con los jueces del perezjimenismo. La mayoría sin tacha en sus antecedentes penales: si el juez era honesto, decidían los casos sobre la base de los hechos y de la ley, y, por tanto, eran ratificados. Estos jueces permanecieron en el cargo hasta su muerte o jubilación.

En 1962, Sarmiento Núñez, como presidente del Colegio de Abogados del Distrito Federal, organizó un homenaje a un grupo de jueces que habían cumplido veinte años en el cargo. Hubo magistrados que ocuparon sus cargos desde el gobierno de Isaías Mediana Angarita, y fueron testigos el 18 de octubre de 1945, el 24 de noviembre de 1948 y el 23 de enero de 1958. Todos ellos se mantuvieron firmes en sus funciones, dictando sentencias acordes con las derecho. No había ninguna razón para excluirlos. Así lo entendió bien este jurista de la tolerancia y la visión de largo plazo.

El sistema judicial venezolano fue confiable durante los primeros días de la democracia. La situación comienza a cambiar cuando aparecen las llamadas tribus -debido a abogados políticamente influenciados que han argumentado en los tribunales- con lo que se inicia un período de cuestionamiento del sistema de administración de justicia, y una pérdida paulatina de credibilidad que ha causado daños irreparables. a la democracia venezolana. A pesar de ello, los jueces y magistrados honestos y competentes se distinguen tanto en los tribunales de primera instancia como en la Corte Suprema de Justicia.

El movimiento hacia la politización de la justicia se aceleró con la creación del Consejo de la Judicatura, luego con la Dirección Ejecutiva de la Magistratura. Así, la división de los tribunales según cuotas partidistas se convierte en una costumbre empedernida y se socava la majestuosidad de la justicia. El deterioro continúa en crescendo en un viaje interminable sin retorno.

Otro aspecto importante que hay que recordar en la vida de Sarmiento Núñez es el voto salvado con motivo de la inhabilitación del Partido Comunista y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en 1963. Algunos dirigentes de estos partidos fueron acusados ​​de estar involucrados. en la guerra de guerrillas. actividades y en los levantamientos de Carúpano (Carupanazo) y Puerto Cabello (Porteñazo), ocurridos en mayo y junio del año anterior (1962).

El caso fue llevado ante la Sala Político Administrativa de la Corte Suprema de Justicia y la decisión aceptó la inhabilitación de dichos partidos políticos. Sarmiento Núñez salvó la votación porque no estaba de acuerdo con el fondo de la decisión. Dispuso que “la nulidad de un acto administrativo sólo puede ser declarada cuando, en la formación o constitución del acto, no se han cumplido condiciones de fondo o expresamente determinadas por la ley. Y no lo es. La nulidad solicitada surge de hechos o actos independientes y posteriores al acto administrativo cuya nulidad se solicita. El voto registrado se refiere, en este último aspecto, a que la participación de los miembros de los dos partidos políticos en conspiraciones y levantamientos se produjo con posterioridad al acto administrativo cuya nulidad se pretendía.

Más allá de la discusión legal del voto registrado, lo importante es señalar que quienes discreparon de la mayoría mostraron su personalidad y su criterio jurídico independiente. Para justificar su salida dijo: “Mis hijos mayores están estudiando derecho y no quiero que mañana se avergüencen de mis actos” (Carlos J. Sarmiento Sosa: Vida y pensamiento jurídico del Dr. José Gabriel Sarmiento Núñez, pag. 30). En este caso, como en otros, en los que también salvó el voto, privilegió su conciencia sobre los criterios políticos, que adquieren mayor fuerza por haber sido perseguido por la dictadura de Pérez Jimenista y haber vivido varios años en el exilio.

El maestro florentino Piero Calamandrei en su obra proceso y democracia, Proclamó que la figura del juez descansa en su independencia frente a cualquier órgano político o administrativo. Lo importante, en todo caso, es que el tribunal garantice la imparcialidad en la administración de justicia y evite la presencia de influencias fuera del ámbito legal. Asimismo, el juez debe ser independiente de «estímulos egoístas», como dictar sentencias arbitrarias para obtener ventajas -económicas o políticas- o beneficiar a la parte que no tiene razón en el caso que decide.

Estas virtudes están representadas por José Gabriel Sarmiento Núñez, quien es un referente histórico de lo que debe ser un juez independiente. Y debemos honrar su memoria, como lo hará hoy la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, en un acto público. Su vida es un modelo de acción y un ejemplo para la vida de las nuevas generaciones de abogados.

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Hildelita Carrera Cedillo
Adela Montiel