Otra alerta: embarazo precoz
Otra alerta: embarazo precoz

Hay tantas cosas que no se han arreglado en Venezuela. ¡Escuche con atención, señor Fernández! – que parece que ya nada puede retener nuestra atención. Dondequiera que miremos vemos crisis que, hay que recalcar, no comenzaron con la aplicación de las sanciones internacionales, sino mucho antes. Pero siempre hay situaciones a las que, como sociedad, debemos poner fin de inmediato, porque las consecuencias son desastrosas. Venezuela es hoy el tercer país del mundo en cuanto a embarazos adolescentes, 95 nacimientos por cada 1.000 adolescentes de entre 15 y 19 años, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

Por supuesto, para Nicolás Maduro esta es una buena noticia. No hace mucho tiempo quiso hacer el chiste -no es raro en él- y mandó a las mujeres a dar a luz a más de 6 varones, como si fuera tarea única de las venezolanas. Y ahí está el problema, es una cuestión de falta de educación de la que el presidente chavista es un formidable ejemplo.

Muchos factores inciden en esta grave realidad, pero el más importante es la falta de educación sexual en las edades en que las niñas y los niños comienzan su descubrimiento. Pero como ahora ni siquiera pueden ir a la escuela o ni siquiera tienen maestros, es difícil de implementar. Y como ya dijimos, estos no son los últimos años terribles de la administración de Maduro, ya que entre 2007 y 2014, uno de cada 10 nacimientos fue de una adolescente.

¿Qué le puede dar una madre hija a su bebé? Ni siquiera la salud, porque seguramente ella también está afectada por miles de carencias. La compleja emergencia humanitaria que atraviesa el país está agravando esta situación, según denuncia el Observatoire Social Humanitaire. Y como es un problema multifactorial, se necesitan fondos y políticas públicas bien diseñadas para abordarlo adecuadamente.

Mercedes Muñoz, presidenta de la Asociación Venezolana de Educación Sexual Alternativa, dice: “Hay circunstancias históricas y culturales que llevan al embarazo adolescente. Por ejemplo, se asume que los adolescentes no tienen sexo desde temprana edad, y que las mujeres, desde temprana edad, aprenden que lo principal es ser madre. Esto significa que se necesita una voluntad real para tratar de derribar una concepción de la vida tan arraigada pero que tanto daño hace a la sociedad.

Generalmente, el bebé que nace de un embarazo temprano tiene problemas de salud y también carece de padres capaces de cuidar de su mantenimiento. Es una realidad muy dura, pero hay que hablarla, hay que sacarla a la luz, porque las niñas venezolanas merecen una infancia plena y salud sexual garantizada.

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Hildelita Carrera Cedillo
Adela Montiel