Rómulo Betancourt visto por Carlos Canache Mata

Rómulo Betancourt, líder y estadista es el título de la biografía política del líder fundador de Acción Democrática que acaba de publicar Carlos Canache Mata. La obra fue presentada ante un numeroso público el pasado 27 de abril en la plaza cubierta del rectorado de la Universidad Central de Venezuela. Este espacio de libertad, bajo el manto de su belleza arquitectónica, ofreció un ambiente propicio para recordar los hechos históricos asociados al nacimiento de la democracia.

El acto contó con el patrocinio de la Fundación Friedrich Ebert Stiftung, cuya directora, Katharina Wegner, abrió la presentación de la obra y contó con la presencia de Marialbert Barrios, miembro de la Fundación Fermín Toro; de Virginia Betancourt Valverde, para quien se escribe este artículo, y de Carlos Canache Mata. El acto estuvo moderado por el profesor y exdiputado Pedro Pablo Alcántara. En este artículo, recordaré algunos de los pensamientos que presenté ese día.

Hay varias biografías y ensayos de calidad sobre Rómulo Betancourt. Los libros de Germán Carrera Damas, Manuel Caballero, Robert J Alexander y Arturo Sosa Abascal sobre el estadista adeco encuentran ahora compañía en esta valiosa obra de Carlos Canache Mata. Esta lista se amplía con los estudios y ensayos sobre el pensamiento de Betancourt, reunidos en el libro Rómulo Betancourt: Historia y contemporaneidad publicado por la Fundación Rómulo Betancourt. A esta cadena hay que añadir La Doctrina Betancourt, una alternativa para Venezuela por Luis José Oropeza.

Betancourt inicia su actividad política e intelectual a partir de la generación del 28, denominada por José Rafael Pocaterra la «generación predestinada». A lo largo del libro, el autor rememora los hechos y presenta también sus análisis y puntos de vista sobre la vida política e intelectual de Betancourt, desde su lucha contra el gomecismo hasta la consolidación de la democracia. Uno de los méritos, entre otros, de esta obra es que el autor ha sido testigo de muchos de los hechos relatados. Por lo tanto, el libro contiene una biografía y, en cierta medida, memorias.

Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras, Marcos Pérez Jiménez y Rómulo Betancourt ocupan un lugar importante en el siglo XX venezolano, cada uno con su posición y trascendencia. Gómez y Pérez Jiménez representan a la dictadura; López Contreras es el hombre equilibrado e inteligente que abre las puertas a la transición y la libertad; Betancourt es el estadista más importante de la democracia y la construcción de partidos políticos en nuestra historia contemporánea.

Rómulo Betancourt se propuso gobernar todo su período: ni un día más ni un día menos. Lo hizo, a pesar de los levantamientos y ataques sufridos por su gobierno. Por eso, algunos pensaron que sería un gobierno corto, pero su inteligencia política le permitió sortear obstáculos hasta entregar el gobierno a Raúl Leoni. Después del 24 de noviembre de 1948, el líder de la adeco había desarrollado un fino olfato para olfatear conspiraciones. Y eso le permitió avisarles con antelación.

Es bueno recordar que después del 23 de enero había que cultivar la unidad para dar cimientos a la democracia. Por ello, Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba firmaron en el Quinto Puntofijo, residencia del segundo de los postulados, el acuerdo de gobernabilidad que se articuló en torno a tres ideas: “Defensa de la constitucionalidad según el resultado electoral”; “(b) Gobierno de Unidad Nacional” y “(c) “Currículo Mínimo Común”. Estos tres objetivos se cumplieron sin dudarlo. De esta manera, se logró una alianza que dio apoyo a la incipiente democracia. El respeto a los resultados electorales fue determinante en el acuerdo alcanzado. Los partidos políticos han entendido la importancia de la unidad para defender el sistema político de las amenazas militares. También entendieron la importancia del principio de alternancia en el poder.

Betancourt es asediado por intentos de golpe de Estado. La primera fue la de Castro León, el 20 de abril de 1960 en San Cristóbal; luego los golpes de Carúpano (5.4.1962) y Puerto Cabello (6.2.1962) organizados por el Partido Comunista. A esto se suma el ataque lanzado por Trujillo desde República Dominicana en junio de 1960, poco después del levantamiento derechista de Castro León. Sin embargo, el fuerte líder de la democracia salió victorioso. Poco después, el 26 de junio de 1961, se produjo el ataque conocido como «Barcelonazo», protagonizado por soldados de la línea perezjimenista. En este levantamiento, Carlos Canache Mata era secretario general de gobierno (ver capítulo 50, pp. 431-439), y el gobernador era Rafael Solórzano Bruce. Ambos, gobernador y secretario de gobierno, arriesgaron sus vidas para defender la constitucionalidad.

En este contexto, Fidel Castro reaparece tras su visita a Venezuela en enero de 1959. La intuición política de Betancourt le permite ver lo que quería decir el revolucionario antillano al negarse a organizar elecciones en la isla. La Revolución cubana había llegado para quedarse, y el voto no estaba en sus planes a menos que pudieran alcanzarlo una vez que Castro se consolidara en el poder. La agresividad de Castro ha sido superada. La injerencia fue permanente, al punto de llevar a cabo dos invasiones. La de Macama, en 1963, playa falconiana, donde se depositaron armas y pertrechos para sabotear la elección de Raúl Leoni. Luego vino la invasión de Machurucuto (Miranda) en mayo de 1967. Curiosamente, cabe recordar que el general Arnaldo Ochoa, héroe de la guerra de Angola, fue detenido allí y luego fusilado por Castro. Sin embargo, los presidentes Adecos, Betancourt y Leoni derrotaron a Fidel Castro con el apoyo incondicional de las fuerzas armadas, lo que demostró su rechazo a las invasiones castristas y su compromiso con la democracia.

Todos los obstáculos fueron superados bajo el liderazgo de Rómulo Betancourt y la responsabilidad de la clase política que impulsó un acuerdo unitario, como el ya mencionado pacto de Puntofijo. Sin unidad y sin visión de largo plazo, no hay posibilidad de desarrollar la democracia.

Tras derrotar a la guerrilla urbana de Betancourt, declaró en su lenguaje característico: “Hemos vencido a los aduladores del bajo mundo. (Estas expresiones y frases del líder adeco son quizás producto de sus lecturas de las obras de Miguel de Cervantes y José Rafael Pocaterra). De esta forma, Betancourt pudo cumplir su promesa de no gobernar ni un día más ni un día menos de lo estipulado por la Constitución. De esta forma, entregó el gobierno a Raúl Leoni, otro estadista de Adeco, en una imagen que proyecta la consolidación de un sistema político, gracias a la visión y responsabilidad de sus dirigentes.

Entre los ejemplos de Betancourt hay que destacar su probidad. El ejercicio de la política y el gobierno con respeto incondicional a las normas éticas. Es también una característica que caracterizó la vida política de Carlos Canache Mata. Y esa virtud -la probidad- que subrayé en el acto de la UCV para subrayar las similitudes entre el fundador de AD y el autor de esta nueva biografía, quien es uno de sus más notables dirigentes históricos del Partido Popular. En este sentido, Carlos Canache Mata dijo: “Soy un hombre con posiciones muy claras y definidas. Tengo una posición militante contra la corrupción. No tengo dosel ni cola de paja, como reconoce todo el país, incluidos mis opositores. Puedo hablar sin miedo de ningún tipo porque no hay posibilidad de que me chantajeen en ningún momento” (El Nacional: Foro con Alfredo Peña, 8.10.1989).

Luego, el 17 de julio de 2019, durante la velada en su honor organizada por la Asociación de Parlamentarios Jubilados, proclamó: “Mi pobreza es mi mayor riqueza. Esta frase dice lo que es Canache Mata: un político que ha hecho de la probidad una regla de vida. Esto es propio de un selecto grupo de políticos de la época civil, que no aprovecharon los cargos que ocupaban ni el poder que ostentaban para enriquecerse o favorecer a amigos y familiares.

Para que la acción política rinda frutos se necesitan políticos caracterizados por la probidad, la decencia, el aporte intelectual, la discusión doctrinal y el compromiso con Venezuela.

Para comprender la historia política de un país, las biografías y memorias de sus principales actores son aportes relevantes. Esto es lo que pasa con Rómulo Betancourt, líder y estadista, por Carlos Canache Mata.

El periodismo independiente necesita el apoyo de sus lectores para seguir adelante y asegurarse de que las noticias incómodas que no quieren que lea permanezcan a su alcance. ¡Hoy, con su apoyo, seguiremos trabajando duro por un periodismo libre de censura!
Hildelita Carrera Cedillo
Hildelita Carrera Cedillo